domingo, 31 de enero de 2010
MALAWI. NKHATA BAY
Malawi es un país relativamente pequeño del sur de África que tiene un 20 % de su territorio sumergido bajo el inmenso lago Malawi. El lago es el extremo sur del gran valle del Rift que cruza todo África hasta Israel. Aunque está a 470 metros sobre el nivel del mar, el lago tiene profundidades de hasta 700m por lo que si bajara el nivel del agua, podría quedarse muy por debajo del nivel del mar. Es de un azul intenso que llega hasta el horizonte. Tiene playas, olas, peces de colores, aguas cristalinas y ferrys, con lo cual hay que estar recordando constantemente que es un lago y no un mar. De hecho lo primero que te impresiona al bañarte es lo rica que está el agua (porque al bañarte se te ha vuelto a olvidar que es un lago) y lo segundo que al salir no te quedas lleno de salitre.
Nkhata bay es una bahía que está en la zona norte del lago y nada más llegar ves un mar azul que recuerda mucho a la zona del Paraje Natural de Maro, pero es un mar muy particular, siempre te impresiona ver como animales y personas beben agua directamente desde la orilla o desde las canoas de tronco ahuecado. Allí hemos estado casi una semana en una chocita en la misma orilla del lago, buceando (con y sin botella), haciendo excursiones de Kayak, poniéndonos al día con miles de cosas (del blog y de casa), comiendo un pescado excelente (que sorprendentemente no tiene nada que envidiar a muchos pescados de costa) y simplemente relajándonos con el rumor de las olas.
Malawi ha sido un puente perfecto entre el tour y nuestros planes para Mozambique. La gente de Malawi es encantadora y cada vez que saludas a alguien te lleva un rato porque no basta con decir hola; aquí al saludarse se cruzan varias preguntas de “¿cómo estás? Bien y tú, gracias…”El eslogan asociado a Malawi es que es el corazón caliente de África y como todos los tópicos tiene su parte de razón.
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jueves, 28 de enero de 2010
¿Y AHORA QUE HACEMOS?
Bueno se acabaron “las vacaciones” se acaba el tour en el que te lo dan todo por delante y a partir de ahora toca pensar y planificar lo que vamos a hacer. Hemos estado 20 días muy relajados viendo sitios alucinantes y encima hemos tenido mucha suerte con el grupo, lo cual es una lotería y era una de las razones por las que nos estuvimos planteando seriamente si meternos en un “overland tour” o no. El hecho es que nos ha salido muy bien y estamos muy contentos, pero ahora tenemos desplegado el mapa de África y no nos es fácil decidir hacia dónde ir. La verdad es que es una sensación cojonuda. No tener horario, ni billete de avión ni plan preestablecido, ni fechas empujando… Estamos en África y tenemos 2 meses por delante… ¡Nos gusta!
Los guías sudafricanos del tour nos hablan muy bien de Malawi y Mozambique así que probablemente les hagamos caso y de allí subamos hacia el norte para ver Tanzania, Uganda y Kenia… No suena nada mal, ¿no Hispana?
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DESPEDIDA Y SEGUIMOS CAMINO
La despedida es algo emotiva, sobre todo con algunos del grupo. Hispana habla de los 5 fantásticos que son dos ingleses, un canadiense, un australiano y una sueca. Esos junto con nosotros dos han sido el núcleo duro del viaje y son los más difíciles de despedir. Al final nos quedamos la sueca, el australiano y nosotros dos un día más juntos en Livingston organizando nuestros respectivos viajes y al día siguiente nos vamos a Lusaka, la capital de Zambia con el australiano. Aquí es donde ya nos separamos del todo porque él sigue camino hacia Kenia y nosotros previsiblemente hasta Malawi. Ya tenemos muchas ganas de playa (aunque sea de agua dulce).
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A PARTIR DE AHORA ESTÁ DIFICIL
Esta vez sí que lo hemos puesto difícil de mejorar. Hago memoria y estoy prácticamente seguro de que nunca en mi vida he estado en un sitio más alucinante. Y creo que pocas veces me he sentido así después de una experiencia. Una sensación de inmensa plenitud, sonrisa interior que permea hacia afuera y todo sin articular palabra durante un buen rato (las palabras hubieran estorbado).
Este viaje está siendo increíble e Hispana y yo estamos compartiendo unas vivencias preciosísimas. Hemos hecho cosas que de verdad nos han llenado y las Cataratas Victoria son de los mayores espectáculos de la naturaleza. Pero el poder “integrarse” con ellas como hemos hecho hoy nos ha superado. Sabíamos que existía la posibilidad de bañarse al filo de las cataratas y muchos del grupo queríamos hacerlo, pero no sabíamos cómo lo íbamos a conseguir. En el lado de Zambia existen varias piscinas naturales en las que te puedes bañar. La más famosa se llama “Devil’s pool” la Piscina del Diablo y es la única a la que te llevan comercialmente porque las demás son demasiado peligrosas.
El hecho es que nada más llegar al pueblo de Livingston investigamos y la primera decepción que nos encontramos es que es muy caro que te lleven (40 euros) pero aun así vamos a ir. En el momento de pagarlo nos dicen que van a confirmar si es posible baño porque el nivel del agua ha subido mucho y se hace peligroso. Cuanto más sube el nivel del río, más profundo se queda el filo de la piscina natural y más empuja la corriente, con lo cual más fácil es caerse por los 100 m de salto de agua hasta abajo. Definitivamente la Piscina del Diablo está cerrada y nos quedamos con la enorme decepción de estar aquí y no poder bañarnos porque la piscina la cerraron hace dos días, después de una gran tormenta.
Aun así algunos inconformistas queremos intentarlo. Cuando el otro día vimos las cataratas tuvimos claro que queríamos ir a buscar el baño, pero no es fácil. Por allí siempre hay colegas que ilegalmente se ofrecen a llevarte de “estrangis” porque está prohibido. El hecho es que hay que tener un montón de cuidado con el “guía” que te busques porque si es un cabeza hueca te puedes matar. Encontramos a Félix que tiene pinta de razonable y quedamos con él para volver y hacerlo. Al final de toda la gente que quería venir, se van haciendo caquita y se van quedando por el camino. Al final vamos nosotros dos con el Australiano. Hispana y yo hacemos un pacto de no hacer locuras y llevamos unas cinchas para darnos más seguridad. Aun así Hispana no está conforme del todo y viene con sentimientos encontrados de ganas de hacerlo y de aventurilla y miedo y preocupación a la vez.
Hay que cruzar un kilómetro por el río Zambeze hasta llegar a la piscina que buscamos, la del “Sofá del Ángel”. En el río viven cocodrilos e hipopótamos, pero más aguas arriba, donde la corriente es más tranquila. El peligro real aquí, está en que vas cruzando por un murete de 10 cm de ancho sumergido a unos 50 cm que se separa del suelo otros 70 cm. La corriente te empuja hacia la catarata y el borde está a unos 20 metros por detrás del murete. La corriente se puede vencer nadando y por debajo del murete se hace pie. Racionalmente veo muy difícil matarse si te caes, pero aun así haces todo lo que está en tu mano por no caerte e incluso pensar racionalmente se te hace difícil. Después del murete se va cruzando por el lecho del rio y el agua te llega por la cintura y por el pecho en algunos tramos. Después de una media hora llegamos a una zona rocosa, en la que hay una precascada de unos 6 metros de alto que vacía a una piscina natural desde donde está la gran caída.
En esa piscina natural esta el “Sillón del Ángel” que es un cilindro como de 80 cm de diámetro y 1,5 m de alto en el que te alojas con total seguridad y puedes asomarte al vacio viendo como el agua se precipita a más de 100 metros hacia abajo. La piscina natural esta casi cerrada por rocas altas pero tiene dos grandes brechas pos las que fluye el agua rabiosa. Y lo malo es que para llegar hasta el cilindro hay que superar las dos brechas (de unos 2m de ancho cada una) nadando contra corriente… miedecito. Aquí; sí que si falla algo no lo cuentas, pero aun así es difícil que falle. Te pones en la roca de al lado con la brecha a tus 9 (izquierda) y te tiras de cabeza con un ángulo de 45º (a tus 10:30) y te pones a nadar contra corriente hasta alcanzar la posición de la siguiente roca y entonces te dejas llevar hasta ella. Y esto hay que hacerlo por segunda vez para llegar hasta el cilindro y otras dos veces de vuelta. Mientras; el guía está apoyado en la roca lo más cerca posible de la brecha para pararte o cogerte si pasa cualquier cosa. Te cagas de miedo, pero una vez que llegas al cilindro, te das cuenta que la corriente es superable si nadas bien (lo cual te da mucho margen de seguridad)
Pero es al meterte en el cilindro y reconocer el panorama cuando piensas que nunca en tu vida has estado en un sitio tan acojonante, tan intenso... Te quedas en silencio, flipas, sonríes desde el alma, te hacen fotos y no te das cuenta. Miras hacia los lados y te llenas de paisaje. A partir de ahí tienes tal sensación de plenitud que no hablas, solo sonríes borracho de naturaleza, te dedicas a intentar interiorizar la magnitud de lo que estás viviendo. Ha pasado un rato y para entonces ya te has dado cuenta que esta experiencia va a ser difícil de superar…
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viernes, 22 de enero de 2010
LAS CATARATAS VICTORIA
Las Cataratas Victoria están situadas en sur de Zambia (o en el norte de Zimbabue) en el cauce de uno de los grandes ríos de África; el Zambeze. Livingston (el de “El doctor Livingston, supongo”) fue el primer europeo en verlas. Fue por casualidad venía de expedición por la selva y vio la columna de niebla que levantan las cataratas por la cantidad de agua que salpican y decidió acercarse. Al acercarse empezó a oir el rugido de las cataratas hasta que las vio. La verdad es que nos hace gracia imaginar la cara que se le debió quedar cuando de repente vio tal monstruosidad. El nombre en zambio de las cataratas es Mosi-o-Tunya y significa “la niebla que truena” pero cómo no, en honor a la reina les llamó Victoria.
Pero lo más sorprendente es que Zambia es una gran meseta, ¿cómo entonces hay de repente una caída de más de 100m?. Pues la respuesta es totalmente geológica. Tras una erupción volcánica hace millones de años se formaron una serie de grietas en la roca de esa gran meseta. Las grietas se rellenaron con el tiempo de arena y grava (materiales mucho más degradables que la roca que las rodea). Luego, sobre todo lo que había (tanto grietas como roca) se asentó una capa arcillosa superficial subiendo el nivel del suelo. Por ello en aquel momento no había cataratas sino un río. Ese rió fue degradando los sedimentos que cubrían la roca y luego las grietas de arena y grava. Empezaron a formarse cataratas que cada vez eran más profundas hasta que actualmente hay una sola catarata (la más próxima al nacimiento del río) y una vez el agua llega hasta abajo de la grieta continúa fluyendo el río por el resto de grietas a forma de garganta serpenteante pero 100m más abajo.
Es fácil ver que los dos lados de la garganta están al mismo nivel, en el centro una grieta de 100m que no la saltaría ni 007 y luego una nube de lluvia finita de agua que sube desde el fondo y te empapa entero. Era gracioso ver a la gente que estaba en el lado de Zimbabue viendo las cataratas al mismo nivel que tú pero separados por esa inmensa grieta. Además el entorno también acompaña. No hay restaurantes, ni hoteles, ni tiendas… sólo agua que se desparrama en un entorno precioso.
Hay un puente que une Zambia con Zimbabue y que pasa por una parte de las cataratas. La gente hace puenting y debe ser una sensación alucinante, pero no es para mí, me da yu-yu e Ignacio ya lo había hecho, así que nos decantamos por hacer rafting. Los 7 primeros rápidos estaban cerrados porque había subido el nivel del agua hacía un par de días y eran demasiado peligrosos. Y es que por lo visto la dificultad del rafting se mide de 1-5 y los rápidos que bajamos eran casi todos de dificultad 4. Esto en la práctica significa que tienes una probabilidad de un 50% de media de que se vuelque la balsa cuando pasas el rápido. Bajamos desde el rápido 7 hasta el 25 (quitando el nº 9 que era demasiado peligroso y lo salvamos andando “ilegalmente” por la orilla de Zimbabue). Todos los rápidos tenían nombres en plan “La hija de la gran puta, Las 3 hermanas feas, El glotón, El suicidio…”. Algunas veces no entendía los nombres en inglés y le pedía a Ignacio que me los tradujese hasta que al final pensé que era mejor no saberlos. Vimos un cocodrilo pequeño y yo creía que el monitor estaba de broma… pero no, allí estaba. Se supone que no les gustan las zonas del río con agua rápida pero por lo visto algunos accidentalmente terminan allí y tienen que esperar a que baje el nivel del agua para volver a aguas más tranquilas. En ese momento quisimos pensar que no les gusta la carne humana o que sería mucha casualidad que nos comiese a nosotros…
Se nos volcó la barca unas cuantas veces, de las cuales 2 de ellas yo me quede debajo de la balsa. No hay por qué asustarse pues tienes aire para respirar, pero te entra un agobio… vamos que me acuerdo de la primera de la que salí de abajo como pude, la balsa del revés y todos los remos por ahí perdidos en el río. El monitor que iba con nosotros estaba subido en lo alto de la barca que estaba volcada y empezó a preguntar que si estábamos todos bien. Y yo, que no veía a Ignacio porque se había quedado al otro lado, lo único que le decía es Where is Ignacio?!, where is Ignacio?! Hasta que ya me dijo, “¡que ya os he contado a todos y no falta nadie, lo que quiero saber es si estáis bien!”. La segunda vez que me quede debajo de la balsa abrí los ojos y estaba con Ignacio debajo. Teníamos aire e Ignacio me decía, tranquila no te sueltes de la balsa y no te preocupes que no pasa nada. Pero a mí me daba una claustrofobia que no veas así que me salí corriendo como pude… y le vino bien a otro de los del grupo porque en ese momento llegaba buceando y aprovechó el espacio que yo le dejaba y al sacar la cabeza y me dijo Ignacio que se llevó todo el aire que quedaba y se tuvieron que ir de allí.
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REYES
Así que estas han sido nuestras Navidades. y por aquí también pasaron los Reyes Magos. Ya nos cogieron en Botsuana, en el P.N. de Chobe y nos trajeron un par de gafas de sol de La India… será que allí las consiguen más baratas
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PARQUE NACIONAL DEL RIO CHOBE
El río Chobe es un afluente del Zambeze que separa 4 paises en muy pocos kilómetros de río. Namibia, Botsuana Zimbabue y Zambia. De hecho nosotros vamos a cruzar en barcaza desde Botsuana a Zambia por la frontera más corta entre dos países del mundo. Botsuana y Zambia solo tienen 750 metros de línea común y tienen un puesto fronterizo un poco caótico. Hacemos una excursión en barco por el parque natural y vemos montones de hipopótamos, impalas y cocodrilos. Una preciosidad.
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BAOBABS
El baobab es el árbol africano por excelencia; el árbol del principito. Son territoriales y crecen de forma dispersa, de forma que nunca forman bosque. Su sola presencia infunde un montón de respeto e invitan a ser contemplados. Son extraños, primitivos, de tronco gordo y brazos de pulpo. De los muchos que hemos visto, hemos parado a visitar uno que tiene 3000 años y ahí sigue lleno de salud. Quién sabe si por otros 3000 años más. Te paras a contemplarlo y flipas, te planteas de lo que ese árbol habrá sido testigo en tantos años que lleva allí viviendo y creciendo. Te planteas que él ya era un viejo de mil años cuando nacieron Jesucristo, Cleopatra o Julio César… y flipas un poco más.
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miércoles, 20 de enero de 2010
DELTA DEL OKAWANGO
Empezamos nuestra etapa en Botsuana. Y la primera de las paradas va a ser en Maun, la puerta del Delta del Okavango. El Okavango es un río que nace en Angola y baja hacia el sureste buscando el mar al que nunca llega porque en su camino se encuentra al sediento desierto del Kalahari que se lo “traga” sin dejar gota. Hace algunos millones de años la zona del Delta del Okavango era una zona lacustre por la cual el río discurría y seguía camino hacia el mar. Esto fue así hasta que debido a cambios climáticos el desierto del Kalahari se intensificó y dejó de permitir que el río saliera de su territorio. Hoy en día el Delta del Okavango es el delta interior más grande del mundo y crea un oasis verde de miles de hectáreas riquísimo en vida salvaje.
Teníamos programada una excursión de 2 días en canoa por el delta, pero nosotros decidimos sobrevolarlo parahacernos una idea mejor de lo que íbamos a ver. Es un vuelo escénico en avioneta como de una hora pero es como de documental. Estamos en un mar verde de ríos, canales, lagunas y charcas intercomunicados y con mucha vegetación. Desde el aire vemos elefantes, jirafas, hipopótamos y cocodrilos. El piloto que es un chico joven y nos ve con ganas, hace del vuelo escénico una demostración de habilidades y nos baja casi a ras de suelo, nos sube en vertical, nos suspende en el aire… Una pasada.
Al día siguiente preparamos nuestras cosas para irnos a pasar los siguientes 2 días al Delta y acampar allí. Nos llevan primero en 4x4 hasta el río y por el camino pasamos por unas aldeítas muy bonitas con casitas redondas de caña y arcilla y el techo de paja. Una vez en el río nos llevan en unas barquitas hechas de troncos ahuecados, mokoros. Se rema apoyando en el fondo unas pértigas de madera de unos 5 m de largo que le sirven al remero para hacer avanzar la canoa. Llegamos a una isla en medio del Delta y acampamos allí. Hace tanto calor que nos vamos en mokoro (Ignacio dirigiendo el mokoro como puede) hasta una lagunita de agua transparente, llena de nenúfares y de juncos donde nos dicen que no hay cocodrilos ni serpientes ni hipopótamos… y nosotros nos lo creemos porque hace mucho calor así que nos damos un bañito muy agradable. Era gracioso porque los que nos estábamos bañando estábamos como en alerta constante y si algún gracioso te daba con un junco por debajo del agua pegabas un respingo que no veas…
En el Delta nos llovió un montón porque estamos en la época lluviosa así que nos dijeron que iba a ser difícil ver animales. Pero el caso es que allí dónde íbamos Ignacio y yo veíamos animales y el resto de los grupos no veía nada, así que se consolidó la fama de que yo tenía buena suerte para ver animales y todo el grupo quería venir conmigo. De hecho vimos hipopótamos, elefantes, jirafas y hasta un cadáver reciente de búfalo. También fuimos a ver los restos de un esqueleto de elefante que como se puede apreciar se ve el cráneo, un fémur y una vértebra. Lo que más nos impresionó fue ver a 3 hipopótamos jugando en el agua, haciendo el delfín, abriendo la boca, haciendo ruido… de echo uno se acercó muy curioso a la orilla a ver qué eran esos humanos que le estaban observando y yo le pregunté al guía que qué hacíamos si se venía para nosotros. Me dijo que no corriésemos porque si no nos perseguiría y nos aplastaría (pesan toneladas) aunque Ignacio dijo que él preferiría correr e intentar hacerle un quiebro… si es que este niño… La foto en la que sale mi mano en un boquete en la tierra es una huella de hipopótamo así que da una idea del tamañito que tienen. También nos impresionó ver de muy cerca a 3 elefantes dándose un bañito en una charca inmensa. Estaban medio tapados por los juncos y cuando se levantaron eran enormes y tenían unos colmillos preciosos. Lo mejor de todo es poder ir andando y ver a los animales en su territorio.
Cuando terminamos nuestra excursión por el Delta estábamos arrugados como pasas de todo lo que nos había llovido encima, llenos de barro y muy sucios pero con una sonrisa en la cara.
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