martes, 15 de junio de 2010

JEEPNEYS






Los Jeepneys son otra de las cosas graciosas de Filipinas. Resulta que al terminar la segunda guerra mundial, los americanos abandonaron montones de cosas por aquí. Entre ellas muchísimos Jeep Willys. Los filipinos a partir de esa base han generado un sistema de transporte donde los antiguos jeep se han convertido en “minibuses” donde hemos visto llevar a 40 personas entre dentro, arriba y colgando de los estribos. Aquí es muy común viajar, como ellos dicen “top load” o sea en el techo y para no coger insolaciones, meten la cabeza dentro de la camiseta y asoman la cara a modo de buzo.

Pero lo más divertido son las esmeradísimas decoraciones. Es un poco la expresión del macarra como lo del clásico tatuaje “amor de madre” pero llevado a la mecánica o al “tunning en vías de desarrollo”. Nosotros hemos tenido que disfrutar de este medio de locomoción en Palawan, suerte que siempre nos hemos esmerado en llegar a tiempo de evitar el viaje en el techo.

PALAWAN











La isla de Palawan es, según los propios filipinos, “la última frontera” Esta poco poblada, tiene pocas infraestructuras, es algo complicado moverse de un lado a otro y tiene mucha naturaleza. En cuanto a lo de última frontera no estamos muy de acuerdo; hemos estado en “últimas fronteras” bastante más últimas que ésta. Pero la naturaleza sí que es muy especial. Lo primero que visitamos fue el PN del Río Subterráneo de Puerto Princesa que nos impresionó un montón. Es un río con 8,2 km navegables dentro de una cueva. Hasta el año 2007, en que se descubrió otro río subterráneo más largo en la Península del Yucatán en México, se creía que éste era el más largo del mundo. Nosotros dimos un paseo en barca de unos 4 km en una oscuridad absoluta que rompíamos con un potente foco. La cueva estaba llena de murciélagos y golondrinas que encuentran su camino por eco-localización y lo más extraño era que cada vez que apagábamos el foco, sus graznidos se hacían mucho más intensos y sonoros.

Pero sin duda la estrella de Palawan es un pueblecito al norte de la isla llamado El Nido. El nombre le viene de que cuando llegaron los españoles (SXVI) había un montón de chinos recolectores de nidos de golondrina para cocinar su repugnante sopa de babas de golondrina.

El paisaje es una vez más de islotes verticales de roca caliza con densa vegetación y playas perdidas. Puede ser el mismo tipo de paisaje que la Bahía de Halong en Vietnam o los alrededores de Krabi y la isla Phiphi en el sur de Tailandia, pero en Filipinas es mucho mejor. Y es mucho mejor porque reúne y mejora lo bueno que tienen los otros dos por separado. El sol brilla más, el cielo es más azul, el agua es más transparente, las playas son mejores, las lagunas más caprichosas y las tonalidades del mar son infinitas. Es en el único sitio en el que estás haciendo snorkell y de vez en cuando sacas la cabeza para no perderte lo que hay fuera porque es tan impresionante como lo de dentro. Al irnos de allí Hispana y yo estuvimos de acuerdo en que los del Nido eran los paisajes marinos más bonitos que habíamos visto.

FILIPINAS








Filipinas nunca estuvo en nuestro plan inicial de viaje pero resulta que hablando con otros viajeros, nos lo pusieron tan bien y con muchísima razón que, aquí estamos. Es un sitio gracioso, porque estás en Asia pero no tienes la sensación de estar en Asia. Aunque también son chinitos, son más agraciados y más morenitos. Por otro lado aquí no hay estupas ni templos dedicados a Shiva o a Ganesh, son cristianos y muy cristianos y están agradecidos a los españoles por haber introducido el cristianismo en Filipinas, dicen que es lo que les diferencia del resto de Asia. En el día a día, la diferencia principal que vemos, es que no tienen carácter asiático, son más alegres y su sonrisa es más sincera y casi me atrevería a decir que son, por lo general, más honestos.

Sabíamos poco de la época colonial española en Filipinas así que este viaje nos ha servido para profundizar un poco en el legado que dejamos aquí los españoles. Llegamos a Manila, caótica capital con 12 millones de habitantes, y lo primero que nos llama la atención es que los apellidos de los policías de inmigración del aeropuerto son “Valderrábanos, García o Conejo”. Luego descubrimos que cuentan en español. Y poco después te das cuenta de que todas las palabras que ellos no tenían cuando llegamos los españoles se integraron en su idioma y permanecen. Y eso pasa con muchos de los idiomas de Filipinas. Al ser un estado archipelágico con más de 7.000 islas, hay gran variedad de idiomas y dialectos. El idioma dominante es el tagalo, pero el visaya es mayoritariamente hablado en el centro y sur de Filipinas. Así palabras como “sinturón”, “eroplano”, mesa, silla, banquito, tenedor, cuchara o los días de la semana (lunes, martes, miércoles…) etc. se escuchan habitualmente en cualquier lado de Filipinas.

Es divertido porque cuando cuentas en español, ellos te dicen muy sorprendidos “¡hablas visaya! y lo que no se dan cuenta es de que son ellos los que utilizan palabras españolas. La palabra más graciosa es “leche” que no la utilizan como leche sino como taco, por lo que tampoco es raro oír cosas como “I forgot my llaves, leche!”. El español a día de hoy se ha perdido y la segunda lengua es el inglés. Los americanos impusieron su inglés a principios del siglo XX y la última generación que hablaba español murió entre los años sesenta y ochenta. La verdad es que hablan muy bien inglés y con mucho acento americano (otra gran diferencia con el resto de Asia).

En cuanto a la comida, eso ha sido casi un regalo. La cocina filipina tiene muchísima influencia española. Aquí no es raro comerse un lechón asado, pescado en adobo, un plato de menudo o lo más parecido a un “plato de los montes” con huevos fritos, chorizo, longaniza, etc. La verdad es que la comida nos está dando mucha “vidilla” por aquí.

BORNEO; LA AGONÍA DE LA NATURALEZA QUE NOS QUEDA.






Borneo está considerada como la 3ª isla más grande del mundo, después de Groenlandia y Nueva Guinea (Australia se considera isla-continente y no se tiene en cuenta, sino sería la 1ª). Es una vez y media más grande que España y alberga a tres países diferentes: El pequeño y “petrodolarizado” Sultanato de Brunei, parte del territorio malayo y parte del territorio indonesio.

Borneo ha sido siempre uno de los territorios naturales más ricos y desconocidos de la tierra, solo comparable al Amazonas. De hecho a día de hoy se siguen encontrando nuevas especies de animales y plantas. Pero llegó la política y como siempre “la jodió”. A mediados del siglo XX Malasia había agotado la mayoría de los bosques de su territorio peninsular y empezó a talar los de Borneo. El negocio era múltiple; se vendía la madera se creaba trabajo y después se plantaba caucho o palmera de aceite. Mientras, la superpoblada Indonesia quiso traslocar a parte de su población y ofrecía “terrenos” (porciones de selva virgen) a sus ciudadanos para que se mudaran de isla. Éstos, incapaces de cultivar esa tierra se ponían a trabajar en compañías madereras.

La deforestación de Borneo en los 80 y los 90 fue tal que, desde allí se exportaba más madera que desde África y Sudamérica juntas. La producción era de entre 60 a 240 metros cúbicos de madera por hectárea, mientras que en el Amazonas era de 23. El resultado es que un 80 % de las tierras bajas de la parte indonesia, la más extensa, quedó deforestada así como gran parte del territorio malayo. El territorio de Brunei está prácticamente virgen porque allí encontraron petróleo y con eso les sobra (por ahora) lo que pasa es que Brunei supone menos de un 1% de toda la isla.

Viajar por Borneo es a la vez, una pena y una maravilla. Pena porque se ve la deforestación mires a donde mires y las ciudades son horrendas y desagradables. Pero por otro lado la naturaleza es inmensa y se disfruta mucho. Sólo en Borneo te encuentras plantas con hojas más grandes que coches; flores del tamaño de una paella de pueblo en fiestas; o animales increíbles como los násicos, primates de excepcional criterio ya que las hembras eligen a sus machos por el tamaño de su nariz…

jueves, 10 de junio de 2010

BUCEO EN SIPADAN








Sipadán no es simplemente una isla bonita perdida en medio del mar, es uno de esos sitios especiales que hay por el mundo. Al ser una isla oceánica (alejada del continente y de origen volcánico) desde el punto de vista submarino es muy especial. Hay una diversidad increíble de fauna y flora subacuática (en una sola inmersión se ven unas 20 tortugas). La isla es la cumbre emergida de una montaña submarina que tiene una plataforma alrededor que luego cae a unos 600 m de profundidad (fue formada por coral que crecía en la cima de un volcán extinto).

Está situada en el Mar de Célebes y está considerada como uno de los mejores lugares para bucear del mundo. En los años 70 Jacques Cousteau visitó la isla con su famoso barco Calypso y le impresionó tanto lo que vio que se quedó allí con su equipo de buzos 6 meses estudiando la zona. En el año 89 diría que había visto lugares así pero hacía 45 años… que era una obra de arte intacta.

Su soberanía ha estado discutida entre Malasia e Indonesia hasta que en el año 2002 un Tribunal Internacional la decantó del lado malayo. Sin embargo, dos años antes de ser adjudicada a Malasia, la cercanía a Filipinas hizo que fuesen secuestrados 21 turistas por un grupo terrorista islámico filipino. Casi todos murieron excepto una norteamericana y algún filipino y hay un documental escalofriante de cómo sucedió todo. Ahora el ejército malayo tiene un destacamento permanente en la isla. En 2004 Sipadan fue declarada Parque Nacional y todos los complejos turísticos de la isla fueron desmantelados. Ahora sólo se permiten 120 buceadores al día por lo que es un tanto complicado conseguir los permisos, (de hecho nosotros buceamos con los permisos de dos holandeses que fallaron).

Gracias a una camarita acuática que nos regaló mi cuñada María hemos podido hacer algunas fotos debajo del agua y nos ha venido genial, pues dice Ignacio que para él ha sido un buceo excelente pero, con diferencia el mejor snorkell de su vida. En cuanto al buceo, recién obtenido mi certificado Open Water de PADI, pude disfrutar de 3 inmersiones con Ignacio que fueron preciosas. Yo estaba un poco nerviosa pero poco a poco me fui relajando y lo que vimos mereció mucho la pena.

martes, 8 de junio de 2010

ORANGUTANEO TÉCNICO





La palabra orangután viene de la unión de dos palabras malayas; “orang” hombre y “utan” selva. El hombre de la selva, desde luego es el animal más expresivo de los que hemos visto. Tienen unos movimientos, un comportamiento, unas miradas y unas expresiones casi humanas que te hace querer conocerlos más a fondo y pasar tiempo con ellos. De hecho al irte de allí te vas con la sensación de marcharte “a la francesa” sin haberte despedido de tus nuevos amigos.

Las hembras pesan entre 40 y 50 Kg y los machos entre 50 y 100. Miden entre 1,2 y 1,5 metros de altura, sin embargo la envergadura de sus brazos puede llegar a los 2,4 m. Las hembras alumbran a dos o tres crías en toda su vida después de 35 semanas de gestación. Son los terceros en la cadena evolutiva, después de chimpancés y gorilas y compartimos con ellos el 96,4 de la genética. Viven en las selvas de Borneo y en las del norte de Sumatra.

El peor enemigo de los orangutanes es la deforestación y por supuesto, Borneo no se escapa. Es bastante triste ver como por todos lados las plantaciones de palmeras (para fabricación de aceite) le van ganando terreno a la selva. En unos 10 años podrían extinguirse si no se corrige la tendencia actual.

UNOS MOMENTOS MUY ESPECIALES












Cuando fuimos a ver a los gorilas ambos coincidimos en lo bonito que hubiese sido poder interactuar con ellos. Tenerlos al lado, siendo tan cercanos en la cadena evolutiva y no poder tocarnos era ir en contra de nuestros instintos. Pero estaba bastante controlado para que si te tocabas (que no era difícil) fuese accidentalmente. De ahí surgió mi deseo de cogerlos, tocarlos, jugar con ellos… así que pensé en ir a un santuario de chimpancés que había en Uganda. Pero no pudo ser y me quedé con las ganas.

No me imaginaba lo que iba a suceder en Borneo con los orangutanes. Ignacio se tenía guardado otro as en la manga y fuimos a Sepilok a verlos. Sepilok es un santuario de 18 hectáreas de selva donde los orangutanes viven en semi libertad. Les complementan la dieta poniendo a su disposición fruta o leche dos veces al día con el objetivo de reinsertarlos en su medio. También recogen a los huérfanos o heridos y los cuidan y los entrenan para que puedan valerse por sí solos. Muchos orangutanes acaban yéndose a la jungla, otros se van pero vuelven de vez en cuando por allí porque saben que hay comida y otros simplemente se acomodan y se quedan a vivir en el santuario.

Ambos teníamos la corazonada de lo que podía pasar, nos conocemos y sabíamos que íbamos a hacer todo lo posible para que sucediese, pero todo el rato pensábamos: “no vamos a hacernos ilusiones, va a ser difícil verlos tan de cerca y poder interactuar con ellos”…

Bueno, aparecieron los orangutanes y se empezaron a mover por las pasarelas de madera. Todos los visitantes íbamos en procesión detrás de ellos. Ignacio se puso en primera fila y se agachó a medio metro de uno de ellos para hacerle fotos, era un macho de 18 años. De pronto, veo, que el orangután mira a Ignacio, extiende su “gadgeto” brazo larguísimo y ¡le pone la mano en la rodilla! Ignacio, que no se lo esperaba, y estaba mirando para otro lado da un respingo, pero inmediatamente comprende que es el momento que habíamos estado esperando y pone su mano encima de la del orangután. Todos los que estábamos allí no salíamos de nuestro asombro… simplemente fue un momento increíble. Entonces el orangután con mucha ternura y muy tranquilito le coge con la otra mano y empieza a acariciar su cara contra el brazo de Ignacio. El problema vino cuando quiso empezar a jugar y a “pegarle bocaítos”(tienen unos colmillos que ya quisiera Drácula…). No olvidemos que sus pies son prensiles, lo que resulta que es como si tuviesen 4 manos… si a esto le añadimos que tienen una media de 4 veces más fuerza que los humanos, pues lo que pasa es que si ellos no te sueltan, no puedes escapar… Así que cuando Ignacio intentaba quitar su brazo de las 4 extremidades del orangután éste se creía que estaba jugando con él y más fuerte se agarraba (hasta el punto de que se colgaba del brazo como un saco de patatas). Al final desviando su atención, Ignacio consiguió soltarse pero quedándose con ganas de cogerse otra vez.

Pero nuestra suerte no había hecho más que empezar. De repente vemos a lo lejos a un grupo de guiris haciendo un corrillo. Comprendiendo que algo chulo pasaba, nos fuimos para allá a ponernos, otra vez, los primeros y resulta que un australiano le había acercado los brazos a una cría y ésta se le había subido encima. No sé qué especie de impulso me dio; me acerqué al guiri y la cría literalmente me echó los brazos. Acto seguido tenía yo al orangután en brazos y todos los guiris mirando sin atreverse a hacer nada. El corazón me latía fuerte y deprisa y casi se me saltaban las lágrimas de emoción. Puedo decir sin duda alguna que ha sido la interactuación con animales más bonita de mi vida. Luego se lo pasé a Ignacio para que él también disfrutara y el orangután chiquito estiró sus bracitos y le cogió con mucha ternura… casi nos da algo. La cría era una hembra de 2 años simpatiquísima que se llamaba Yoda. El momento mágico se rompió cuando un guía del parque llegó y nos quitó al orangután y se lo llevó. Pero ya lo habíamos disfrutado…

viernes, 4 de junio de 2010

EN BORNEO VISITANDO A LA FAMILIA










Igual que con los gorilas, pensamos que estas fotos hablan solas...