Bueno, pues a falta de un par de días para que se acabe el que será de los años más dinámicos de mi vida, hemos decidido relajarnos en la playa, ya que la tónica de este viaje ha sido por norma ir deprisa. En otras palabras, queríamos terminar el viaje “descansando un poco”.
Para no terminar encajando alguna actividad, ayer convencí a Ignacio para que devolviésemos las bicicletas (nuestro medio de transporte en Tulum) y nos fuésemos a la playa a no hacer nada ¡y qué playa! Resulta que hemos dado con un hotel a orillas de la playa diseñado con mucho gusto y muy bien integrado en el paisaje ya que son chozos hechos con roca, madera y paja. Mira que hemos visto playas increíbles en el Pacífico y en el Índico, pero es que el Mar Caribe tiene algo especial que no sabría describir…
Hemos tenido una playita particular en el hotel rodeada por unos mini acantilados de roca (que la hacían inaccesible al resto de la gente). El paisaje es tan bonito que no hemos podido para de hacer fotos. La arena aquí es muy blanca y finita, pero de la que luego se sacude bien. El agua es como una piscina, muy transparente y con pequeñas olitas que cuando se levantan presumen de lo turquesas que son y de lo blanca que es su espuma… pero lo mejor de todo ha sido que como es temporada baja ¡¡¡¡éramos los únicos en el hotel!!!. Esto traducido, quiere decir que quitando la limpiadora, no había nadie; playita privada.
Había sillas y mesitas de madera en la playa bajo sombrillas de paja y he estado tomando el sol en una tumbona metida en el agua y las olas me mecían en la orilla… Hemos leído en hamacas colgadas de palmeras, comido a orilla del acantilado y dormido en una cama colgada del techo…
Luego por la tarde (y para que a Ignacio no le diera algo de tanta inactividad) nos hemos paseado por la playa y hemos ido caminando hasta las ruinas mayas de Tulum que están en la misma orilla, en unos acantilados (Ignacio de hecho ha entrado en el recinto nadando).
Y para ponerle la guinda al pastel hemos cenado jamón (mexicano) oyendo el ir y venir de las olas a la luz de la luna porque aquí en la playa no hay electricidad (y por tanto no hay contaminación lumínica ni ruido…).
En resumen, HA SIDO EL MEJOR DÍA DE PLAYA DE MI VIDA.
lunes, 18 de octubre de 2010
EL MEJOR DÍA DE PLAYA DE MI VIDA
Publicado por HISPANA en 18:29
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2 comentarios:
wooooouuuuu que pasada!!! increible!
GUAUUUU!!!
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