No he querido dejar escapar la oportunidad de estar en México y ver el espectáculo de las mariposas monarca. La mariposa monarca tiene muchas particularidades que la diferencian de otras mariposas, pero quizá la más significativa es que su ciclo vital en vez de ser de entre 2 a 6 semanas que es lo normal en estos insectos, es de 9 meses, con lo cual tienen tiempo de emigrar. Pero no todas las monarca son así, esa longevidad se da sólo en generaciones alternas y a las generaciones longevas se les llama “generaciones Matusalén”. Los padres y los hijos de las Matusalén tienen un ciclo vital de más o menos un mes y sus migraciones son cortas, sin embargo a las Matusalén les da tiempo a ir a México a desarrollarse y aparearse y volver para poner los huevos. Todos los años entre noviembre y marzo, unos cien millones (100.000.000) de estas mariposas emigran desde Estados Unidos y Canadá a las montañas del estado de Michoacán unos 4.000 km más al sur para escapar del frío.
Están recién llegadas de su largo viaje, han pasado las últimas cuatro semanas recorriendo unos 120 km diarios y el hecho de cómo consiguen volver a los mismos sitios año tras año sigue siendo un misterio. Estas mariposas son muy sensibles a la temperatura y no quieren ni frio ni calor. Están más o menos hibernando y tienen poca actividad, solo se mueven cuando el sol las calienta que bajan de los árboles a beber y alimentarse. Viven en unos bosques a unos 3500m de altitud y se agrupan en colonias de varios millones de individuos pero no se empiezan a ver hasta que llegas a la colonia.
Lo primero que notas al llegar es que los pinos dejan de ser verdes, sino más bien de un color anaranjado grisáceo (el color del envés de las alas) y cuando te acercas te das cuenta que realmente no estás viendo los pinos sino millones de mariposas forrándolos. Son tal cantidad que al posarse en las ramas, a pesar de lo pequeñas que son, las acaban venciendo con el peso que integran. Son millones de mariposas y cunden. Cuando el sol calienta abren sus alas para recibir toda la radiación y entonces el paisaje cambia de color y se vuelve naranja vivo. Y cuando por fin han recibido suficiente calor arrancan a volar y entonces lo llenan absolutamente todo.
A finales de febrero y en marzo, los días se alargan y el sol calienta más propiciando su madurez sexual, entonces es cuando se ven los vuelos nupciales en los que el macho vuela sujetando las alas de la hembra con sus patas delanteras. De hecho, esta época del año es la más propicia para visitarlas porque tienen una actividad mucho mayor que en los meses fríos o que en noviembre que son alevines y están recién llegadas
Su color naranja avisa de su toxicidad y es que han generado un mecanismo de defensa que es comer una planta tóxica en su estado de larva para volverse tóxicas ellas mismas y así reducir el número de sus depredadores. Aun así, hay dos que en esta época del año se dan el gran festín. El primero es un ratón que se ha hecho inmune al veneno y el segundo es un pájaro listo, que ha aprendido que el veneno está en la cabeza de la mariposa y lo que hace es comerse solamente el abdomen, dejando el resto de la mariposa viva pero con las horas contadas (no es raro ver “medias mariposas”).
Otro de los grandes espectáculos del viaje.